Es una emoción primaria y tiene la función de informarnos, permitirnos saber o avisarnos si los recursos con los que contamos no son suficientes para afrontar la situación que tenemos o vivimos en ese momento. Es decir que el miedo nos permite saber que no tengo recursos o tengo menos recursos que la situación me exige.
El miedo es nuestro pequeño guardián interno porque si no puedo hacer contacto con mi miedo puedo caer o pasar por algún evento sumamente peligroso como, por ejemplo: estar en un edificio en el décimo piso y lanzarme o entrar en situaciones no saludables para mí, el miedo es esa señal interna que me dice cuidado con lo que pueda ocurrir, porque no tienes las herramientas suficientes para enfrentarlo, el miedo es fundamental para la supervivencia.
es nuestro guardián, por eso no debemos luchar contra él, porque si yo me propongo en bloquear ese miedo o la señal que me está enviando que existe un peligro, vamos a correr muchos riesgos.
¿Qué debemos hacer? Es empezar a sentir el miedo como el resto de las emociones porque si no lo acepto o escucho estoy considerando al miedo como algo externo a mí, y esto resulta grave porque cada emoción que sentimos tiene algo que ver conmigo, es decir que si vencemos nuestras emociones, estamos venciendo una parte nuestra, en lugar de escucharla, entenderla, que es lo que tiene para decirme y transformarme desde ahí.
Es muy grave el negar estas emociones porque tienen mucho que ver con nosotros, con las situaciones que estamos pasando, con la historia que tenemos, con las personas que nos rodean, se debe empezar a ver las emociones como información que vienen a traernos algún mensaje. Debemos entender que sobre todo las emociones displacenteras vienen a traer un mensaje y se lo debe escuchar porque nos va a servir para nuestro proceso personal, si lo dejamos pasar no vamos a incluir esa información en nuestro proceso de sanción.
El miedo nos quiere decir que debemos considerarlo como una parte nuestra que nos trae un mensaje, se debe escuchar para discriminar o notar cuánto de esta situación particular tiene que ver con ese miedo y cuánto de esta emoción le estoy agregando a esta situación y que no corresponde a esa situación en particular, por ejemplo: si estoy en medio del bosque y me encuentro con un animal hambriento que me mira fijamente, si pongo al miedo en una escala del 0 al 10, en ese momento va a estar en 10 y este nivel es muy acorde a la situación porque mi vida está en riesgo y puedo morir, en este caso este miedo es saludable porque me va a permitir correr, huir, etc. Ahora estoy caminando y miro a una hormiga y experimento el mismo miedo de 10, esta situación nos está tratando de decir que este miedo no es por la hormiga sino que tiene algo que ver con mi historia personal que con la situación en sí, el miedo nos indica que no tenemos recursos en determinadas situaciones, pero si miramos el ejemplo de la hormiga claramente si tengo los recursos necesarios para poder hacer frente al encuentro con la hormiga.
¿Me debo preguntar, tengo los recursos necesarios para enfrentar esto que me atemoriza? Si mi respuesta es que no, el miedo lo que está haciendo es indicándome que no tengo los recursos para afrontar la situación y tengo que ver si los puedo conseguir, pero si tengo los recursos para afrontar la situación y sin embargo sigo con mucho miedo ahí es donde debo observar y notar cuánto es lo que no pertenece mi miedo a esta situación, esa cantidad de miedo demás lo podemos haber sacado de: la infancia, de alguna escena vivida, en donde nadie me pudo defender, es decir esa parte internalizada de alguna escena de mi pasado o niñez que me asusto, y se traspasó a una escena en mi presente, no necesariamente puede ser igual pero es algo similar que en ese momento en la niñez si nos afectó y asociamos la misma dinámica en el presente, cuando podemos detectar este tipo de dinámicas como que cosas vienen de nuestra infancia para empezar a desarmarlo, hay un movimiento muy liberador, por que empezamos a mirar cómo se siguen armando las mismas escenas que se nos daban de niños ahora en la vida adulta y hay algo interiorizado que no pudimos descubrir, y lo que hacemos en terapia es ir al origen de nuestros miedos de niños para ir desarmando esas escenas que me impiden hoy conectarme realmente de la manera más plena a mi vida cotidiana.
Debemos ser muy observadores, en conocer cuando mi miedo está desproporcionado en la situación en la que estoy viviendo ese momento, suele ser muy difícil de notar y ahí es cuando necesitamos la ayuda de otro, que me ayude a mirar de diferente manera y que me ayude a co-construir esa situación de miedo, yo te puedo ayudar, agenda una terapia AQUI.
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